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                            Otra versión 
                            
                            Las Huellas 
                            (Basada en una alegoría anónima) 
                              
                            
                            
                            Una noche en sueños vi 
                            que con Jesús caminaba 
                            junto a la orilla del mar 
                            bajo una luna plateada.  
                            
                            
                            Soñé que veía en los cielos 
                            mi vida representada 
                            en una serie de escenas 
                            que en silencio contemplaba.  
                            
                            
                            Dos pares de firmes huellas 
                            en la arena iban quedando 
                            mientras con Jesús andaba, 
                            como amigos, conversando.  
                            
                            
                            Miraba atento esas huellas 
                            reflejadas en el cielo, 
                            pero algo extraño observé, 
                            y sentí gran desconsuelo.  
                            
                            
                            Observé que algunas veces, 
                            al reparar en las huellas, 
                            en vez de ver los dos pares 
                            veía sólo un par de ellas.  
                            
                            
                            Y observaba también yo 
                            que aquel solo par de huellas 
                            se advertía mayormente 
                            en mis noches sin estrellas,  
                            
                            
                            En las horas de mi vida 
                            llenas de angustia y tristeza 
                            cuando el alma necesita 
                            más consuelo y fortaleza.  
                            
                            
                            Pregunté triste a Jesús: 
                            "Señor, ¿tu no has prometido 
                            que en mis horas de aflicción 
                            siempre andarías conmigo?  
                            
                            
                            "Pero noto con tristeza 
                            que en medio de mis querellas, 
                            cuando más siento el sufrir, 
                            veo sólo un par de huellas.  
                            
                            
                            "¿Dónde están las otras dos 
                            que indican tu compañía 
                            cuando la tormenta azota 
                            sin piedad la vida mía?"  
                            
                            
                            Y Jesús me contestó 
                            con ternura y comprensión: 
                            "Escucha bien, hijo mío, 
                            comprendo tu confusión.  
                            
                            
                            Siempre te amé y te amaré, 
                            y en tus horas de dolor 
                            siempre a tu lado estaré 
                            para mostrarte mi amor.  
                            
                            
                            Mas si ves sólo dos huellas 
                            en la arena al caminar, 
                            y no ves las otras dos 
                            que se debieran notar,  
                            
                            
                            Es  que en tu hora afligida, 
                            cuando flaquean tus pasos, 
                            no hay huellas de tus pisadas 
                            porque te llevo en mis brazos".  
                            
                            Raúl Villanueva T. 
                            
                             
                            
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